Carolina Sánchez es una chef ecuatoriana que ha destacado en el mundo de la gastronomía. Desde muy joven, estuvo rodeada de mujeres que cocinaban con pasión, como su abuela paterna, Fanny, quien le enseñó las bases de la cocina y su tía, quien le regalaba juegos de ollas de la plazoleta Rotary y la animó a cocinar su primera receta: un locro de papas en olla de barro. Carolina creció admirando a estas mujeres y aprendiendo de ellas.

Carolina estudió gastronomía en la Universidad de Cuenca y comenzó a soñar con llegar a las grandes cocinas. Después de estudiar una especialización en Perú, se fue a España, el país desde donde Ferran Adriá revolucionó la gastronomía. Carolina conoció El Bulli por fuera, cuando ya había cerrado, y luego hizo sus prácticas en el Celler de Can Roca, el mismo año que este restaurante fue nombrado por segunda ocasión el mejor del mundo en el ránking de The World’s 50 Best.

En el mejor restaurante del mundo, Carolina aprendió muchísimo sobre la organización en el servicio gastronómico, la aplicación de técnicas modernas en la cocina tradicional y la búsqueda de la excelencia. A pesar de que era una cocina súper exigente y todos los servicios eran súper intensos, Carolina se enamoró de ese ambiente.

Después de trabajar en España, Carolina regresó a Ecuador para fundar su propio restaurante junto a su pareja, Iñaki Murúa. El restaurante, llamado Íkaro, ofrece cocina con una fusión de sabores ecuatorianos y españoles. El objetivo de Carolina era ofrecer a sus clientes una experiencia única, en la que pudieran disfrutar de sabores tradicionales con un toque moderno.

En el 2018, Íkaro recibió una estrella Michelín, el mayor reconocimiento gastronómico a nivel mundial. Antes de eso, nadie sabía que Carolina tenía un restaurante en España, pero después de ganar la estrella Michelín, su restaurante se hizo muy popular y recibió visitas de personas de todo el mundo. Para Carolina, este logro fue una locura y estaba muy orgullosa de lo que había conseguido.

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Desde entonces, Carolina ha seguido trabajando duro para ofrecer la mejor experiencia gastronómica a sus clientes. Ella cree que todos pueden ser ganadores en la cocina, y esta es una de las razones por las que le gusta tanto su trabajo. Para Carolina, la cocina es una forma de conectarse con las personas y compartir momentos especiales con ellas. Ella espera seguir inspirando a otros con su pasión por la gastronomía.

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